LA MIRADA

Los miro desde la acera. Veo en sus rostros la huella de su esfuerzo, sigo en silencio el movimiento acompasado de sus pies, la tensión imprimida en cada una de las manos que aprieta fuerte la lustrosa vara de fresno. Los miro y puedo sentir el esfuerzo y el sacrificio, los valores sencillos y profundos de todos y cada uno de los portantes que suman su ilusión y su Fe para que el paso avance, para que la burreta irrumpa entre palmas y olivo, para que el Domingo de Ramos luzca, brillante y luminoso, como puerta de entrada a la esperada, sentida y profunda Semana Santa.

Recuerdo en ese momento una reflexión leída hace tan solo unas horas: “la felicidad es saber que no necesitas nada, que todo te sobra” y no puedo evitar esbozar una sonrisa y añadir una línea al pensamiento: la felicidad es darse a los demás… y a uno mismo y ellos, cobijados bajo la túnica granate, se están dando.

El domingo de Ramos es día de introspección y de encuentro, de preparación para el silencio y de júbilo en la entrada a Jerusalén y la banda, nuestra pequeña, humilde y motivada banda, lo sabe.

Toca ahora volver la mirada hacia ellos, disfrutar de los bombos y tambores, de la dulzaina que con tanta ilusión introdujeron los más jóvenes hace un par de años. Rememoro los últimos meses, los sábados de ensayo, el compromiso de esos chicos y chicas del siglo XXI que se esfuerzan y se hacen responsables, que repiten cada canción las veces necesarias y que han hecho una piña indisoluble.

Cuántas veces hablamos gratuitamente de las actitudes o de “la falta de actitud” de nuestros jóvenes y qué alegría descubrirles aquí, tal como son, unidos de nuevo por un único sentimiento, luciendo con valentía la medalla de su Cofradía y siguiendo los pasos de Jesús con sencillez, con humildad, con la grandeza de corazón que se refleja en sus limpias miradas y en sus briosos brazos, en todos y cada uno de los golpes de la maza sobre la piel del bombo o de los palos sobre el tambor.

Domingo de Ramos, día de emociones, de familias que siguen saliendo juntas a la calle para recibir al hijo de Dios, domingo grande para nuestros Cofrades y para los que les seguimos de cerca y nos enorgullecemos de su esfuerzo y sus valores.

¡Curioso todo lo que a veces esconde una sola mirada! 

Ana Cosculluela Lafarga

SS2019